El beso y la boda Teresa Berengueras Nunca llegaré a comprender lo que ha dicho Sara respecto a la declaración de amor público de su chico, Iker, en una emisión de radio dijo que si ganaba o se rapaba o se casaba con Sara, y ésta, ya con el mundial en casa, le contestó que se rapara pues estaría muy guapo con la cabeza sin cabellos. Son eso calabazas o hacerse la dura. Todo puede ser, pero el amor es para disfrutarlo y una cosa es la discreción y la otra la realidad. El amor no se puede esconder cuando viene precedido por unos gestos, por una forma de mirar. Iker está enamorado, Sara es más fría y no lo manifiesta ni parece poder leerse el amor en esos inmensos y hermosos ojos de color verde, o es muy fría a la hora de demostrar sus sentimientos o bien no está segura. Se habla de boda, se habla de que las familias están contentas de que los chicos vivan su vida juntos. Si la pasión invade la vida de uno y no la de la otra, mal lo tenemos y mal está también para el portero si no se siente a gusto con ese sentimiento que esperemos sea compartido. Al menos su beso así nos lo hizo sentir a todos, que ahora otra realidad no nos defraude. Judging by this article, Sara does not like Iker